Hace pocos días que ha empezado el otoño y en los mercados ya empezamos a ver castañas. Es un alimento muy asociado en otoño, pero la temporada se alarga hasta muy entrado el frío, en enero. Su componente principal son los hidratos de carbono, cosa que hace que sean un fruto seco muy nutritivo y nos aporte mucha energía para calentarnos bien en invierno y poder rendir un buen rato. Las castañas contienen muchas menos proteínas y grasas que el resto de frutos secos, y esto la hace menos calórica. En la hora de cocinarlas, combinan tanto en platos dulces como en salados. Recordáis que, tanto si las compráis secas como frescas, las castañas tienen que estar a remojo toda la noche (8 h mínimo) porque suelten las sustancias que las hacen más difíciles de digerir. Y por último, son recomendadas para las personas que sufren de retención de líquidos y dolores lumbares relacionados con los riñones.